¿Cómo financio mi startup sin perder participación en la empresa?
El venture debt puede ser una opción de financiamiento atractiva y flexible para impulsar el crecimiento de startups, en complemento a la inversión de capital de riesgo. Descubre de qué se trata y entérate del primer fondo regional enfocado en este instrumento.

¿Acceder a más capital o deuda? Esta es la duda de varias empresas privadas en América Latina y el Caribe (ALC) cuando se deparan con el dilema del crecimiento. Sin embargo, muchas de las nuevas empresas de base tecnológica, también conocidas como startups, no pueden darse el lujo de hacerse esta pregunta. Eso porque, además de los riesgos inherentes a su naturaleza innovadora, las startups a menudo tienen un acceso limitado en cuanto a tipos y fuentes de financiación. Al tener pocos activos tangibles no tienen acceso a los préstamos bancarios tradicionales, por ejemplo.
El acceso a financiamiento es parte del mix de factores que hace que en la región aproximadamente el 70% de las startups no sobrevivan.
Un instrumento típico que sí está cada vez más disponible para las startups latinoamericanas es la inversión por parte de fondos de capital de riesgo a cambio de participación en la empresa (equity). Además de capital, estos fondos también proporcionan tutoría y apoyo comercial estratégico. La industria del capital de riesgo ha mostrado un progreso constante desde los años 2000 en ALC. Las inversiones llegaron a los US$ 1.9 mil millones en 2018, casi el doble que el año anterior; y entre enero y julio de 2019, las inversiones ya alcanzaron más de US$ 2 mil millones.
No obstante, la inversión de capital de riesgo requiere una valuación de las empresas, reducción del porcentaje de propiedad de los fundadores y no siempre es suficiente para financiar el crecimiento de la empresa.
Después de las rondas de financiamiento de capital de riesgo, los fundadores en ocasiones solo mantienen entre el 10 y el 30% de propiedad de sus empresas, justo cuando estas alcanzan un nivel crítico de madurez. Además, la influencia de inversionistas externos en la gobernanza y en la cultura de la empresa, así como la presión por ganancias al corto plazo, muchas veces puede perjudicar el crecimiento saludable de la compañía.
Entonces, ¿cómo seguir financiando el crecimiento de las startups? Es aquí donde aparece un instrumento menos conocido llamado venture debt, que en los ecosistemas y mercados más maduros se usa como complemento de las rondas de capital para financiar el crecimiento y las necesidades de las nuevas empresas sin causar que sus fundadores pierdan parte de la propiedad de la empresa.
¿De qué se trata el venture debt?
Venture debt es una deuda no convertible en equity o acciones (es decir, tiene que pagarse en dinero), para startups que (1) están respaldadas por fondos de capital riesgo, (2) tienen cuentas a cobrar recurrentes, y (3) no tienen garantías colaterales o de generación de efectivo para obtener deuda tradicional. Se usa cuando los fundadores quieren evitar diluir la propiedad de la empresa, pero a la vez buscan acceso más flexible a compra de equipos o financiamiento para el crecimiento.
Cuando está estructurado adecuadamente, el venture debt puede ser una opción de financiación conveniente y atractiva. Es generalmente menos costoso que el capital de riesgo o emprendedor o la deuda mezzanine, ya que al contrario de estos dos instrumentos, se trata de una deuda senior, que tiene prioridad de pago sobre los otros instrumentos en caso de que la empresa enfrente una situación de quiebra. Es atractiva ya que los fundadores e inversores no diluyen su participación en la empresa; y tampoco requiere participación en la gobernanza de inicio, ya que el venture debt es un producto de deuda no de capital (el cual sí implica participación en la propiedad y gobernanza), y justo por eso el proceso de debida diligencia es menos exhaustivo que el de obtener capital.
En otras palabras, en el caso de los fondos de capital de riesgo el inversor se convierte en socio de la startup, lo que implica participación en el gobierno de la compañía. En venture debt, el inversor simplemente proporciona deuda a las nuevas empresas. En Estados Unidos el proveedor más conocido de venture debt es Silicon Valley Bank. En toda la región latinoamericana se sabe de solamente un fondo que provee venture debt exclusivamente para startups brasileñas, administrada por SP Ventures.
En cierto modo, los préstamos de venture debt son equivalentes al microcrédito en cuanto a la metodología usada. Los oficiales de crédito adaptan la deuda de acuerdo con los flujos de ingresos de las startups tecnológicas, sus necesidades de plazo y, a menudo, no requieren un tipo tradicional de garantía para respaldar los préstamos. La tecnología también se utiliza para recopilar datos de capacidad de pago de las nuevas empresas a medida que se convierten en clientes: los prestamistas de venture debt siguen de cerca la capacidad de la empresa para pagar el préstamo, adaptando los términos según sea necesario.
Primer fondo para startups de ALC
El venture debt puede ser un producto beneficioso para el ecosistema emprendedor de América Latina y el Caribe (ALC), aprovechando un reciente auge en el crecimiento de las startups de base tecnológica que están innovando con productos y servicios. Estimamos que en la región hay un mercado sin explotar de aproximadamente US$ 540 millones para este producto.
El BID Lab, el laboratorio de innovación del grupo BID, ha aprobado US$ 5 millones para apoyar el primer fondo de venture debt enfocado en startups de ALC. Este nuevo fondo será lanzado en el primer semestre de 2020 y será administrado por un consorcio entre las empresas IVO Capital de Mexico y Triaxis Capital de Brasil. Se espera que la oferta de venture debt permita a las startups de la región crecer con la estructura de capital adecuada y darse cuenta de su potencial de impacto social y ambiental.
Con este fondo se espera no solamente probar la importancia y utilidad de venture debt en la región, sino también ayudar a startups a potenciar su crecimiento, y que estas a su vez provean mayor acceso a servicios y productos innovadores (de salud, educación, finanzas, etc.) a la sociedad, en especial a las poblaciones de bajos ingresos.
*Este texto se publicó originalmente en el blog del BID